miércoles, 24 de febrero de 2021

La bruja de barrio


"Bruja de barrio" es una expresión actual que se usa para designar a quien, en las comunidades o ciudades y pueblos, intercambia sus servicios mágicos por alimento, dinero u otros servicios. Si me han escuchado hablar alguna vez sabrán que está es, para mí, una figura a revindicar.

Sabemos que muchas brujas en la antigüedad eran consultadas para servicios de diversa índole. A pesar de ser repudiadas por la moral cristiana y tradicional, tenían el acumulado del saber popular. Esto es, los saberes no "oficiales" o reconocidos institucionalmente, o disputados incluso por el método científico mismo. Esto radicaba en su aprendizaje empírico, su marginalidad y las condiciones de analfabetismo, misoginia y hambre que marcaba fuertemente las comunidades en general, y a las mujeres en particular durante la edad media y la modernidad. Hablamos de personas sin ningún acceso a conocimiento que no fuera transmitido de manera oral o producto del aprendizaje propio, esto es, la vivencia material o incluso, en su visión más profunda, la gnosis misma, el contacto directo con entidades, espíritus y "el otro plano".

Las brujas de barrio, hoy son lo que las antiguas eran antes. Mujeres que sin la necesidad de grandes títulos, ponen a disposición de las personas de la localidad la manipulación de energías, hierbas y preparados para diversas afecciones, situaciones amorosas y cualquier problemática emergente de la vida cotidiana que, por falta de recursos, no puede darse del encuadre socialmente aceptado. 

La brujería siempre ha sido una herramienta popular -del pueblo- y no de las élites, que sin embargo, con el tiempo se hicieron de ellas a través de magos, sacerdotes y varones ilustrados que accedían a diversas doctrinas letradas en los seminarios. Incluso después, supieron tener en las sombras, otras brujas a su servicios también. La brujería se encuadra en la contra-hegenonía como resistencia al saber jerárquico y dominante, que fagocita, oprime, violenta, viola, conquista y masacra. A través de diversas redes, incluso siendo conscientes de su propio lugar histórico político consolidándose por fuera de los órdenes normativos imperantes, no solo por la naturaleza de sus prácticas, que iban desde abortos, envenenamientos, amenazas y asesinatos, sino también por la propia representación disruptiva de saberse en resistencia a la expansión de los monopolios de la fe y la economía. 

He tenido la suerte de recibir muchos aprendizajes de estas mujeres. He visto con mis propios ojos, las inmensas filas en las puertas de sus hogares para la sanación del "empacho", he escuchado los llamados a última hora de madres desconsoladas que llevan a sus bebés para curarles la "ojeadura". He recibido por la noche, secretos de sus propios cruces al encuentro de sus difuntas, así como las palabras heredadas de sus ancestras. Ellas no se andan con problemas morales ni en discusiones conceptuales, ellas hacen y deshacen, solucionan y maldicen, amarran, atan y entierran. Ellas manejan la sabiduría de su tierra, de sus hierbas, de sus madres. Ellas revindican la naturaleza y con ello la ética que rige la vida misma. 

A ellas les debo mucho. Porque compartí un sinnúmero de mates, aterdeceres y amaneceres. Porque de ellas heredé incluso el mismo interés de hacer y ofrecer a la comunidad mi saber. Por ellas me convertí, también, en una "bruja de las redes" para hacer lo mismo que me enseñaron. A ellas les debo todo. 

Fuentes y libros sugeridos para seguir desarrollando:

-"Brujas, parteras y enfermeras"  de Barbara Ehrenreich, Deidre English.

-"El calibran y la bruja" de Silvia Federicci

-"Brujas Andinas" de Alicia Poderti 

-"El libro de las brujas" de Katherine Howe

-"Brujería Apocalíptica" de Peter Grey

CC BY-NC-ND 4.0: 2012233694893 2012236412609